Diez negritos (René Clair, 1945) es la adaptación del libro homónimo escrito por Agatha Christie, una novela atemporal e imperdible. En cuanto al film que nos ocupa, cumple ciertos mínimos como película y os confieso que como adaptación es bastante fiel a excepción de un cambio que a mi modo de ver es terrible.
La historia de Diez negritos es bien conocida por todos. Un grupo de personas son invitadas a pasar unos días en una isla. Al poco de llegar son acusados todos de haber cometido un asesinato en el pasado y de manera misteriosa, van muriendo uno a uno.
Este metraje conducido por René Clair es la primera adaptación de la popular novela de Christie y sin ser maravillosa, me ha parecido una película entretenida que logra alcanzar su objetivo. El mayor problema de la cinta radica en su irregular guion, no niego que el misterio está bien llevado y bastante bien cerrado, este aspecto es parte primordial de la historia. Pero en ocasiones este clímax que se iba construyendo en torno a los asesinatos y la inevitable incógnita que se cierne sobre quién es el asesino se veía interrumpida por momentos cómicos que en vez de servir de desahogo lo único que lograban eran romper el momento y estorbar. A parte de ese detalle que para mí ha acabado siendo importante en el cómputo general de la película, el guion cumple con diálogos sencillos y buenas escenas. Y todo esto se apoya en una escenografía discreta y correcta.
En cuanto al reparto, pese no ser una gran cinéfila he reconocido varios rostros, entre ellos Barry Fitzgerald que hace un gran trabajo, de hecho considero que brilla por encima del resto. Los otros componentes del reparto cumplen pero no sobresalen.
En definitiva, Diez negritos es una película entretenida donde la intriga está bien llevada. Y como adaptación me ha parecido bastante fiel. Sin duda, os animo a que os acerquéis tanto a esta cinta como a su homónima literaria, de hecho me parece una lectura obligatoria.
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